Pico Ocejón 2048 m. |
FOTOS: IVAN DIEZ
Con muy buena temperatura, nos dirigimos al Pico Ocejón, en la provincia de Guadalajara. El grupo de Montaña, con el que salimos, Annapurna era en esta ocasión más internacional, ya que llevábamos compañeros de países como: Francia, USA, Dinamarca y por supuesto los de Zaratán.
Hicimos un pequeño alto en el camino, para tomar un café en Ayllón, un precioso pueblo castellano de la provincia de Segovia, que da nombre a la sierra.
Continuamos la ruta, por una estrecha y sinuosa carretera, para llegar a la localidad de Valverde de los Arroyos, en la provincia de Guadalajara. El autocar se tuvo que parar en dos ocasiones, para ceder el paso a las vacas, que tranquilas cruzaban de prado a prado, pastando plácidamente, junto a sus terneros y otra más para poder cruzar un estrecho puente.
Como el día era soleado, había que protegerse la piel, yo me había comprado un moderno protector solar en forma de barra, así que me lo apliqué en plan Rambo, dibujando unas franjas en la cara, en plan batalla.
Atravesamos este pintoresco pueblo, que llaman de arquitectura negra debido al color de la pizarra, que utilizan en paredes y tejados de las casas, para dirigirnos a la base de la Chorrera de Despeñaelagua. Una cascada impresionante, que sorprende por su tamaño y belleza.
Dejamos la base de la Chorrera, para tomar el sendero del Pico Ocejón, el ascenso lo hicimos entre piedras y matorrales, hasta llegar a la parte superior de la cascada, pudiendo contemplar desde distintos ángulos, tan magnifico salto de agua.
La subida no estuvo exenta de emoción, ya que tuvimos que cruzar un pequeño riachuelo, que bajaba con mayor caudal de lo habitual, así que colocamos unas piedras, a modo de precario puente, para que todo el grupo pudiese atravesar. Cuando levantaba una gran piedra, para poner en el paso del riachuelo, se me enganchó una zarza en el brazo, que me dejo un arañazo considerable, vamos una pequeña herida de guerra.
Ya llegando al Pico, parte del grupo nos desviamos por otro sendero, separándonos del grupo principal, aunque caminábamos paralelos, para reagruparnos, trepamos por unas pequeñas riscos, aumentando el riesgo y la aventura de la jornada.
Continuamos todos juntos ascendiendo por losas de piedra que se movían a nuestro paso, pequeños neveros y grandes extensiones de Gayuba o uva del oso, planta de verde intenso que tapizaba gran parte de la montaña, dando un especial colorido al paisaje.
Coronamos la cima del Ocejón, situada a 2.048 m. y como premio, nos tomamos el bocadillo en la cima, contemplando el fantástico paisaje, que teníamos a nuestros pies.
El descenso lo hicimos bastante rápido y con relativa facilidad, hasta llegar de nuevo a Valverde de los Arroyos, donde nos refrescamos en el bar de pueblo.
1 comentario:
tengo aún el Ocejón entre ceja y ceja; que buen día hizo y qué buenas hostias se dio una americana (que,por cierto,con tanto calor, no llevaba americana)
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