Galicia |
Después del verano y las fiestas de Valladolid, volvemos de nuevo a la rutina. Durante las vacaciones, acompañamos a Mario y David, los chicos de la tienda Goa de Zaratán, a Galicia, en su periplo comercial de la feria de Santa Eugenia de Ribeira (Santa Uxia de Ribeira).
Nos instalamos con ellos en Aguiño, donde sus padres veraneantes asiduos de la localidad, nos agasajaron con los productos típicos: Almejas, mejillones, nécoras, pimientos del padrón, empanada y otras delicias gastronómicas.
La zona que visitamos, corresponde a la parte coruñesa de la ría de Arosa. El mar, los acantilados, las playas, las montañas, y los pueblos, son lugares ideales para el reposo, la tranquilidad y el bienestar de cualquiera, ya que no es una zona masificada de turistas.
La playa del Vilar es la que más frecuentamos, sobre todo por el maravilloso entorno que la rodea. Esta preciosa playa esta situada mirando al océano Atlántico y dentro del Parque Natural Dunas de Corrubedo.
Corrubedo es un típico pueblo gallego, con su puerto pesquero, donde se forma un cabo se encuentra su famoso faro, al final de un espigón que se adentra en el inmenso océano.
Muy cerca de Corrubedo, encontramos los restos arqueológicos de Los Castros de Baroña, unas primitivas casas, casi todas de forma circular, en un acantilado junto al mar.
Visitamos La puebla del Caramiñal, importante puerto pesquero de la zona, y subimos por una angosta carretera al monte de la Curota, a mas de 500 metros de altitud, desde cuyo mirador contemplamos la ría de Arosa. Desde lo alto y a vista de pájaro, localizamos los distintos pueblos que bordean la ría, las bateas de mejillones y la grandiosidad del paisaje.
También nos adentramos en la ría de Noia, para conocer esta preciosa villa, y de paso visitar los puertos, de Porto do Son y Portosin.
En Aguiño, parroquia de Ribeira donde nos hospedabamos, cada mañana contemplábamos desde la ventana, como las barcas hacían la recogida de las almejas, que al mediodía descargaban en la lonja del puerto.
En un pequeño bar del puerto, O Furón, nos tomábamos un albariño o una caña, acompañada de nécoras o mejillones y muchas tardes dábamos buena cuenta de un riquísimo bocadillo de pulpo.
Desde el puerto de Aguiño, se divisa también la isla de Sálvora, donde la leyenda cuenta, que se originó un linaje, al tener descendencia un noble caballero, con una sirena que habitaba las aguas de la isla y que se enamoró de ella, cuando la encontró en la playa.
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